sábado, 12 de diciembre de 2009

Inminencia

¿Confín o porvenir? La perentoriedad no deja posponer una cita. Viajar a un país exótico es sinónimo de urgencia. La necesidad de alejarse, buscar nuevos horizontes.

No todos sabemos la diferencia entre cercanía y ausencia. No todos podemos decir que la cercanía no tenga límites. Como en las matemáticas, en la vida real existen ciertos límites, aunque si me dejan opinar, son más duros de intruir los que aparecen en el día a día. Por muy al alcance que se encuentre aquello que deseas, quizá nunca puedas llegar a obtenerlo. Puede que el objeto que deseamos con nuestro más profundo interior se encuentre en el más lejano éxodo y no desista a nuestros intentos de obtención.

En cambio, puede que en la más profunda ausencia se halle la respuesta a todos nuestros problemas. La lejanía puede ser una gran compañía de la ausencia. Y del pensamiento. Pero no debemos abusar. Los momentos de soledad en Groenlandía tienen su gracia siempre que no se conviertan en momentos de más de tres meses...

No podemos decir que en la vida real no tengamos sueños que cumplir. Viajar a países fríos donde debamos preocuparnos por si la temperatura superará los -20ºC o si los alces habrán perdido ya su cornamenta y podamos ver como sus crias se alimentan o son terriblemente deboradas por los osos. Viajar a países con grandes edificios, grandes playas... o las dos en conjunto.

No debemos alejarnos hasta los confines de la tierra para descubrir grandes paraísos, pero en estos momentos es lo que necesito. Quizá en un no muy lejano porvenir estaré de vuelta para nuevas inminencias.